Ganador Gran DT Clausura 2009
En casa de los Varas, el teléfono suena a media mañana.
Las vacaciones de invierno ya comenzaron en Tucumán y Leonardo, de 17 años, sólo piensa en dormir más de lo acostumbrado. No tiene que ir al colegio, no le presta atención al molesto ruido. Hasta que siente el grito de su hermano, Javier, quien atiende y no puede creer lo que escucha del otro lado de la línea: alguien le está informando que en su casa está el ganador del Gran DT 2009. Y es, justamente, el haragán; el que no quiere saber nada con levantarse.
Rápidamente Javier sube al segundo piso, donde está el cuarto de ambos, para darle la noticia a su hermano. Le cuenta todo. Sin entender lo que está sucediendo, Leonardo queda atónito. "En ese momento no comprendí nada.
Escuchaba cómo Javi festejaba pero no sabía de qué, hasta que me tiró: ¡Ganamos el Gran DT! Igual, quería dormir un rato más", se ríe el nuevo campeón del Torneo Fantástico, y arranca la charla con Clarín.
Se sienta al lado de su hermano y pegan la mirada cómplice. Saben que ambos fueron partes de este logro. Por eso, mientras mamá Griselda le sirve a cada uno de los presentes un vaso de gaseosa para celebrar, Leonardo se encarga de dejar en claro la enorme ayuda de Javier. "El es el estratega. El que manejó todos los datos y siguió todos los partidos. Yo, por supuesto, el que se lleva los elogios", lo carga, con un guiño que hace sacar las carcajadas de sus amigos, Lisandro y Cristóbal, dos "enfermos" del juego que tratan de comprender cómo hicieron los Varas para ganar el premio de 100.000 pesos al mejor DT del campeonato. No se calla el hermano mayor, estudiante de Ingeniería Industrial, y replica: "Mira que sin mí no estarías hablando ahora, eh".
La situación torna, así, a la frase del Martín Fierro, "los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera". Gracias a su compañerismo lograron acumular 1.279 puntos con su equipo, "Galaxy F.C.". Para que sucediera eso hubo una estrategia. "Pusimos como meta quedar entre los primeros 1.000. Armamos un equipo analizando detalladamente fecha a fecha y ahí, sin darnos cuenta, empezaron a darse las cosas; además, la pegamos con algunos cambios que fueron fundamentales. Otro punto importante fue la regularidad. Veíamos otros equipos que metían 120 puntos en una fecha pero a la semana siguiente 50 ó 40. Nosotros, en cambio, siempre con 80, 90, 100. Nos manteníamos. ¿La base? Dejar a Pozo, Bolatti, Otamendi, Defederico y Sand en casi todas las jornadas", recuerda Leo.
No hay mucho más por decir.
El cassette deja de dar vueltas y la charla llega a su fin. Sólo se puede disfrutar la alegría en la casa de los Varas. No es para menos.
Ahí vive el Gran DT del Clausura 2009. Leonardo, un tucumano que convirtió su sueño, junto a su hermano Javier, en una florida realidad, justamente en el Jardín de la República.
Atrás, calladito en un rincón está Oscar, el abuelo. Y una vez que escuchó a sus nietos hablar sobre fórmulas y precisiones, pide permiso para opinar. Explica ante el grabador de Clarín "la realidad" del por qué se ganó el Gran DT.
"Esto viene de familia. Hace unos años gané 25.000 pesos jugando al Bingo; luego 3 mil, unas cuatro veces más. Está claro: ¡soy la cábala! Por eso, los 100.000 tendrían que ser para mí", apura Chacho, como lo llama la familia, riéndose, mientras la abuela Dora lo mira, pidiéndole que se calle.
Pero tranquila señora, la plata no va para Chacho. Ya tiene su destino. "Vamos a comprar el departamento que tanto venimos soñando. Vivimos en casa de nuestros abuelos y, por suerte, podremos regalarle a mamá y papá un hogar propio", cuentan el ganador Leonardo y su ayudante de campo Javier, que ya habían decidido que ese sería el destino del premio.